Alarmas y digresiones | El Acusado
Datos del libro
- Título: Alarmas y digresiones | El Acusado
- Autor: Gilbert K. Chesterton
- Editorial: Vórtice
- Traducido por: Carlos Rafael Domínguez
- Lugar: Buenos Aires
- Año: 2015
- ISBN: 978-987-9222-72-0
Indice
ALARMAS Y DIGRESIONES
1. Introducción. Sobre gárgolas
2. Un cockney rendido
3. La pesadilla
4. Los postes de telégrafo
5. Un drama de marionetas
6. El hombre y su periódico
7. El apetito de la tierra
8. Simmons y el vínculo social
9. El queso
10. La ciudad roja
11. Los surcos
12. La filosofía de las excursiones turísticas
13. Una cabeza criminal
14. La ira de las rosas
15. El oro de Glastonbury
16. Los futuristas
17. Los duques
18. La gloria del gris
19. El anarquista
20. Cómo encontré al Superhombre
21. La casa nueva
22. Las alas de piedra
23. Las tres clases de gente
24. El administrador de Chiltern Handreds
25. El campo de sangre
26. Las rarezas del lujo
27. El triunfo del asno
28. La rueda
29. Quinientos cincuenta y cinco
30. Ethandune
31. Extravagancia total
32. El jardín del mar
33. El sentimentalista
34. Los caballos blancos
35. Los arqueros
36. El avaro moderno
37. Las altiplanicies
38. El coro
39. Una novela en los pantanos
EL ACUSADO
En defensa de una nueva edición
Introducción
Una defensa de los folletines
Una defensa de promesas precipitadas
Una defensa de los esqueletos
Una defensa de la publicidad
Una defensa del sinsentido
Una defensa de los planetas
Una defensa de las pastoras de porcelana
Una defensa de la información útil
Una defensa de la heráldica
Una defensa de las cosas feas
Una defensa de la farsa
Una defensa de la humildad
Una defensa del slang
Una defensa del culto a los niños
Una defensa de las novelas policiales
Una defensa del patriotismo
Reseña
“Los antiguos griegos convocaron cosas endiosadas para adorar a un dios. Los cristianos medievales convocaron todas las cosas para adorar a sus dioses, enanos y pelícanos, monos y locos. Los realistas modernos convocan a todos los millones de criaturas para adorar a su dios, pero no tienen ningún dios para adorar. [...] La cristiandad, con sus gárgolas y figuras grotescas, realmente quería decir que un asno podía marchar delante de todos los caballos del mundo cuando verdaderamente iban al templo. El romanticismo significa un asno santo marchando al templo. El realismo moderno significa un asno extraviado que no va a ninguna parte”.
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